Mejores usos del ácido glicólico The Ordinary y sus beneficios clave

El ácido glicólico

ofrece múltiples usos en el cuidado de la piel, y cada uno se adapta a diferentes necesidades y características. Entre sus aplicaciones más destacadas se encuentran la renovación de la textura, la mejora de la luminosidad, la reducción de manchas y el apoyo a pieles con tendencia acneica. 

En este artículo descubrirás qué es el ácido glicólico The

, cómo actúa y cuáles son los mejores usos según las características de la piel.

El ácido glicólico

es un alfa hidroxiácido (AHA) derivado principalmente de la caña de azúcar. Su molécula pequeña le permite penetrar con facilidad en las capas superficiales de la piel. 

Al actuar, rompe los enlaces que mantienen unidas a las células muertas, lo que facilita su desprendimiento y promueve la regeneración celular. Este proceso de exfoliación química estimula la producción de colágeno, mejora la elasticidad y favorece un aspecto más uniforme. 

A diferencia de la exfoliación física, no requiere fricción mecánica, lo que minimiza el riesgo de microlesiones. Su acción también potencia la eficacia de otros ingredientes aplicados posteriormente.

El ácido glicólico

ofrece diferentes beneficios dependiendo de cómo y para qué se use. Adaptar su aplicación a las necesidades específicas de la piel es clave para obtener resultados visibles y duraderos. A continuación, encontrarás sus principales usos explicados de forma detallada.

Aplicar ácido glicólico

de forma regular ayuda a remover las células muertas acumuladas en la superficie cutánea. Este proceso mejora la suavidad y uniformidad del tacto, haciendo que la piel luzca más cuidada. Es ideal para personas que buscan eliminar la sensación de aspereza o pequeñas irregularidades.

El uso constante también contribuye a que la piel refleje mejor la luz, lo que mejora su apariencia general. La clave está en ajustar la frecuencia y la concentración según la tolerancia individual, evitando la sobreexfoliación.

El ácido glicólico

actúa sobre el exceso de melanina en la superficie de la piel, lo que ayuda a aclarar manchas provocadas por el sol, la edad o procesos inflamatorios. Al promover la renovación celular, acelera el reemplazo de las capas pigmentadas por piel nueva con un tono más uniforme.

Este uso es especialmente útil en casos de hiperpigmentación postinflamatoria y melasma leve, siempre acompañado de un

de amplio espectro. La constancia es fundamental, ya que los resultados suelen aparecer de forma gradual.

Las pieles con aspecto opaco pueden recuperar su vitalidad gracias al efecto "glow" que aporta la exfoliación química. El ácido glicólico

elimina el velo de células muertas que opaca la superficie, permitiendo que la piel recupere su brillo natural.

Este uso es recomendable en rutinas de revitalización, especialmente durante cambios de estación o después de periodos de estrés, cuando la piel pierde frescura. La aplicación nocturna es la más indicada para maximizar sus efectos.

La estimulación del colágeno que genera el ácido glicólico The

contribuye a mejorar la elasticidad y firmeza de la piel. Con el tiempo, este efecto ayuda a suavizar líneas finas y retrasar la aparición de nuevos signos de envejecimiento.

Su acción exfoliante también permite que los productos destinados a la hidratación o tratamiento penetren de forma más efectiva, potenciando los resultados de una rutina antiedad.

En pieles con tendencia a desarrollar brotes, el ácido glicólico The

ayuda a desobstruir los poros y reducir la acumulación de sebo e impurezas. Esto disminuye la formación de comedones y minimiza la textura irregular causada por marcas o pequeñas cicatrices.

Aunque no sustituye a tratamientos específicos para el acné, puede complementar un plan de cuidado, siempre que la piel tolere bien los exfoliantes químicos y no presente lesiones inflamadas activas.

El ácido glicólico

mejora la permeabilidad de la piel, lo que permite que ingredientes como antioxidantes, péptidos o hidratantes penetren mejor. Esto optimiza la eficacia de la rutina y potencia los resultados de otros tratamientos.

Es importante utilizarlo de forma controlada para evitar irritaciones por exceso de absorción de activos. La preparación de la piel antes de un tratamiento profesional también puede incluir ácido glicólico

, siempre bajo supervisión.

Antes de incorporar el ácido glicólico

a la rutina, es importante conocer las situaciones en las que puede generar incomodidad o efectos adversos. Aunque es un activo seguro cuando se usa correctamente, su acción exfoliante requiere ciertas precauciones para proteger la salud de la piel.

El ácido glicólico

puede provocar enrojecimiento, descamación, sensación de ardor o aumento de la sensibilidad. Estas reacciones son más frecuentes en personas que nunca han usado exfoliantes químicos o que emplean concentraciones elevadas desde el inicio. 

Por ello, lo más recomendable es comenzar con fórmulas suaves y evaluar la tolerancia antes de aumentar la frecuencia o la potencia.

Las pieles muy sensibles, con rosácea activa o eczema pueden reaccionar de forma desfavorable al ácido glicólico

. También es prudente evitarlo en casos de lesiones abiertas o infecciones cutáneas. En estos contextos, la prioridad debe ser restablecer la barrera cutánea antes de considerar su uso.

No se aconseja su aplicación durante el embarazo o la lactancia, salvo que un dermatólogo lo indique. Las personas que siguen tratamientos médicos que alteran la piel, como terapias con isotretinoína, deben abstenerse de usarlo para prevenir daños adicionales.

El ácido glicólico The Ordinary incrementa la sensibilidad a la radiación solar, por lo que usar un

de amplio espectro todos los días es imprescindible. Incluso si se aplica solo de noche, la piel permanece más vulnerable a los rayos UV durante el día, lo que aumenta el riesgo de manchas y envejecimiento prematuro.

Para aprovechar los beneficios del ácido glicólico

sin comprometer la salud de la piel, es fundamental seguir pautas de uso correctas. Un enfoque gradual y consciente reduce las posibilidades de irritación y maximiza los resultados.

Empieza con una o dos aplicaciones semanales, dejando pasar varios días entre cada uso. Esta frecuencia inicial permite que la piel se acostumbre al ácido y fortalezca su tolerancia. Con el tiempo, si no se presentan molestias, es posible aumentar la frecuencia.

La noche es el mejor momento para usar ácido glicólico

, ya que minimiza la exposición al sol durante el periodo de mayor sensibilidad. Además, el proceso de renovación celular se intensifica mientras dormimos, lo que potencia sus efectos.

Evita mezclarlo en la misma rutina con retinoides, vitamina C pura o peróxido de benzoilo, ya que estas combinaciones pueden irritar. En su lugar, alterna su uso en noches diferentes o consulta con un especialista para estructurar la rutina de forma segura.

Después de aplicar ácido glicólico

, es esencial hidratar la piel para restaurar su equilibrio y reforzar la barrera cutánea. Optar por cremas calmantes o con ingredientes como ácido hialurónico puede ayudar a mantener la piel confortable y protegida.

El ácido glicólico

ofrece múltiples usos que se adaptan a distintas necesidades, desde mejorar la textura hasta reducir manchas, aumentar la luminosidad o apoyar el cuidado de pieles con tendencia acneica. Su versatilidad y eficacia lo convierten en un aliado valioso dentro de una rutina bien planificada.

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